Accidentes

Lo mío no fue un mero error de nominación. Me equivoqué al nombrarte, sí. Pero también al pensarte como te pensé, al ponerme en los ojos el brillo de todas las luces del mundo que compré como verdes sin antes haberlas probado —¡qué caro me salió pagarlas!—. Y después chocamos con el silencio por un cortocircuito, o la falta de luces en la calle, o un fallo de color en los semáforos. Ya no lo recuerdo. Pero chocamos. Y rompimos la noche, el después, el antes.
Mi afecto es ahora un paracaídas inutilizable por falta de altura. Y ya no me quiero tirar, pero el viento es más fuerte y me empuja. Todo lo que empieza en la tierra termina en la tierra, ya sea en la superficie o enterrado.
Las cosas que perdimos ya no son las mismas. El eco invadió todos los espacios. 

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