Empecé a escribir
cuando me desordenó
la sintaxis.
Tuve que aprender
a darle a mis palabras
el lugar que les correspondía
y entre lágrimas y sangre
me sentí Huidobro
con el lenguaje
e
n
p
i
c
a
d
a
como mi vida.
-Incluso un paracaídas
que se abre
no puede evitar la caída-
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