Soplan los vientos

Voy tejiendo los días, los meses, los años, hay hilos que cuando los suelto se enredan y sin embargo no se van del todo de mi. Caen en los pies, aferrándose a esa última parte de mi cuerpo en donde nadie se imaginaría su presencia, pero acá están, formando lazos en los dedos y mil nudos en mi cuello. Te tengo en los ojos, pupilas oscuras, te cumplo el antojo de verme caer por el borde de la luna para terminar acá. Y me arranco las pestañas para que las cuentes como a ovejas y te duermas en la oscuridad, ignorando todo por completo. Ignorando o tratando de ignorar. 
Soplan los vientos y mis cuerdas se mueven como gaviotas en un mar sacudido por la lluvia. Con un cuchillo me corto el pecho justo a la altura del corazón, sale sangre y no salís vos. Pensé que seguías allí. Entonces te busco en todo el cuerpo y no te encuentro, no te veo y al mismo tiempo te veo en todo. Y tu aroma se fue, pero mi nariz está impregnada de tu cuello y tu barbilla, y ya no escucho, pero siento tu voz temblorosa que se ríe por lo bajo y suspira delicada. 
Soplan los vientos de nuevo y me dejo llevar, como una pluma vuelo alto y cuando tratás de alcanzarme me vuelvo a alejar.  No me toques, no me mires, no me rompas más. 
Tu mirada se apaga junto con tu voz, hoy estoy demorada buscando un ascensor que suba y baje desafiando al reloj. Si tenés prisa tomá las escaleras, de todos modos ya estaba pactado el adiós.


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